jueves, 28 de junio de 2012

Batman al hospital


Batman y Robin son una fuente inagotable de consultas.
En su periplo con “V”, Batman pasa por todos los estados de ánimo posibles. La odia, la ama en silencio y la sufre también.-
Cierta mañana, Robin le dio instrucciones a Batman –un poco a los gritos, seamos sinceros – y éste se acercó al departamento del tío para ver si con sus buenas artes de negociador y algo más, conseguía que “V” dejara de ser una ocupa y se mandara a mudar de una vez por todas.
Es que Batman y Robin ya no tenían más cajones de donde sacar plata y seguir pagando la estadía de “V” en el piso 15.-
Batman, por las dudas,  me llama esa mañana,  y me pregunta:
-Che Doc., Robin me mandó a que hable con “V” para ver si se las pica. Vos qué pensás?-
-Ehhhh, qué momento…. No hay peor diligencia que la que no se hace. Al final, a lo mejor es preferible intentar así y por ahí tenemos suerte y las diez denuncias que hicimos….las quemamos con un fósforo. Andá, no la amenaces ni le grites ni le pegues, ni nada de eso, está claro???-
Claro, Batman se las trae y no es ningún santito, así que mi mayor temor era que terminaran las cosas peor y con Batman a la sombra.
Pero no.
El relato que Batman me hizo ese mediodía en el hospital fue el siguiente:
-“Yo llegué. Con unas flores. Le toqué el timbre y me hizo pasar.  Charlamos… pasó lo que tenía que pasar – de eso vos no me dijiste nada!- y cuando estaba tranquila, con diplomacia, empecé a decirle que se tenía que ir.”-
- Aha, hasta acá, bueh, salvo por lo que pasó, tu estrategia no estuvo mal. Como siguió la cosa?-
- Y, se complicó. Agarró el portaligas, me lo ató al cogote y me quiso ahorcar- dijo tranquilo.
-Aha, algo más?, digo, después de ese pequeño detalle, pasó algo más?. Sin mucho detalle, por favor.-
-Claro, cazó los zapatos colorados de taco aguja y plataforma –le combinaban con el portaligas-  y ahí nomás me empezó a dar con el taco en la cabeza!!!! Me agarró a patadas, me empujó al palier y me cerró la puerta! veinte puntos me dieron!!!!!!! Recién me llamó por teléfono para ver cómo estaba y antes de cortar me dijo –“Y no vuelvas a aparecerte por acá sin antes haber pagado las expensas!!!”-

lunes, 25 de junio de 2012

La reina del caño


Si tengo que recordar a un exponente de la categoría de mujeres divorciadas inteligentes y divertidas, “L” no puede faltar. Profesión: profesora de gym, especialista en baile de caño. Sí señores, no les miento. En mi primer encuentro con ella, me ofreció darme clases gratis, y conseguirme un caño portátil.
-“Caño portátil?”- pregunté
-“Claro, yo tengo uno en el medio del living. Ya tuvimos un par de quilombitos con “A”, mi ex, te imaginarás. Pero a mí me da igual. Me ayuda a mantener firme todo”-
“L” y “A” tenían el matrimonio terminado, pero vivían en la misma casa. El viajaba mucho, de modo que no había demasiados momentos en que todos coincidían . Eso sí. Se ve que eran suficientes para los quilombos del caño.
El abogado de “A”, señor sensato y correcto, tenía claro que la cuestión se reducía al dinero.
Primer entuerto: -”L, cuánto más o menos necesitás para estar tranquila?”-
-“xxxx lucas”- dijo sin ponerse colorada.
-“L, pará un poco. Eso es como  todo lo que “A” gana por mes. Es algo así como imposible. Qué come el?”- dije tranquila.
-“Por mí, que coma agua”-
Ya empezaban los problemas.
Más o menos fuimos encausando las pretensiones de la reina del caño hasta que llegamos a una cifra intermedia.
El día de la firma, “L” llegó tarde y corriendo. Era el segundo día del mes. Tenía una sonrisa como si se hubiera ganado la lotería.
Cuando llegó el momento de pagarle al escribano las certificaciones de firma, antes de que le pidieran su parte, “L” preguntó: -“disculpame, dónde está el toilette?”- y desapareció por veinte minutos.
“A” esperó cinco, siete, diez minutos. Al final, pagó todas las certificaciones.
Terminamos de firmar y salimos. En un bar de la esquina, "L" abrió la cartera y me pagó todos los honorarios. Ni un peso menos. No necesitó plazo, descuento, espera, nada.
Pasó una semana y me llama. Enojada como una fiera: “- Escuchame, esto no puede ser. Estamos a 10 del mes y “A” no pagó la cuota. Ya empezamos así??? Mirá que lo denuncio!!!!”-
Me pareció raro, porque de verdad A y su abogado eran correctos.
-“ Tranquila “L”. Qué denuncia ni denuncia. Dame diez minutos que ya estoy llamando al abogado.”-
Llamé. El Dr.R no tenía ni idea de qué era lo que podía pasar, pero a su vez, me pidió diez minutos para ubicar a “A”.
A los cinco minutos por reloj, me llama “A” en persona.
-“Dra., discúlpeme pero no pude pagar la cuota. Vio que el día de la firma “L” llegó tarde?. Bueno, se demoró en el banco. Pasó por caja y me sacó todo el sueldo y todo el aguinaldo Dra.!!!!!!!!! Me dejó en pelotas!!!!! Ni un mango!!!!! Me faltan veinte días para cobrar!!!!!Con razón la cornuda tenía una sonrisa de oreja a oreja!!!!!!”- Gritaba tanto que entendí por qué el Dr.R me lo había despachado directamente a mí.
Llamé a “L”.
-“Escuchame, vos estás tronada???? Le sacaste toda la guita a “A” de camino a la escribanía????”-
-“Obvio gorda!!! Con qué te creés que te pagué?????”-
Y así nomás, engrosó mi lista de mujeres a las que da gusto divorciar.


martes, 19 de junio de 2012


Hay mujeres a las que da gusto divorciar.

Dentro de lo complicado y comprometido que es un divorcio, hay divorciadas y divorciadas.-
Están las que indefectiblemente se sientan en mi escritorio, saludan y acto seguido, lloran.-
Y están las otras. No lloran, son vengativas, previsoras, calculadores y por sobre todo, inteligentes. No sería justa con ellas si no les reconociera que también, son divertidas.  Por suerte, me he cruzado en mi camino con más de éstas que de las otras.
Este es el caso de M.
Cuando vino a la primera entrevista, me contó resumidamente la situación. Su matrimonio con F estaba en el final. No se hablaban, dormían separados, se ordenaban bastante bien con los chicos. Las cuentas estaban bastante prolijas, aunque F se estaba volviendo más amarrete que lo que M estaba dispuesta a tolerar. Cuenta que llegaba, F se hacía el sota.
Primera inquietud, los alimentos.
-“De qué trabaja F?”- le pregunté.
-“Trabaja aquí y allá, de forma independiente”-
-“Bueno, no es sencillo. Sabés cuánto factura, más o menos, a grandes rasgos, sin mucho detalle?”- le pregunté.
-“Claro, acá te traje fotocopiados los últimos cinco talonarios de facturas de Afip. Están los clientes, los montos, las fechas…”-  
-“Aha. Y decime, sabés cómo es su movimiento bancario?. Digo, sin mucho detalle. Algo así como sus saldos promedios, bancos en los que opera…”- me animé a arriesgar, sin esperar mucho.
-“Claro, acá te traje fotocopiados los últimos diez extractos bancarios, números de cuentas, CBU, resúmenes de tarjeta de crédito, las tarjetas de crédito. No sé qué más te puedo traer, vos decime”-
A esta altura, yo estaba en Disneylandia.-
Pasaron unos días, y apareció en escena la abogada de F. Una mujer mayor, conciliadora, con experiencia.
Nos reunimos. No había mucho que discutir, salvo, por supuesto, la cuota alimentaria.-
Yo no podía revelar mucho de lo que tenía, porque digamos que M se había extralimitado un poco, pero le dí a entender que, con lo que teníamos, podíamos afrontar un juicio de alimentos decente.
Reunión va, reunión viene, planilla va, planilla viene, llegamos a una cifra.
Llegó el día de la mudanza. F quería todo, todo, todo. La cama, la mesa, “unas toallitas y sabanitas, y si es posible, una ollita para cocinarse hoy a la noche” – dijo la abogada.
La llamé a M, que no estaba en casa presenciando la mudanza.
Con cuidado, le hice la lista de deseos de F.
-“Ah, quiere todo??. También quiere la cama??? Decile que no hay problema. Que se la lleve. Pero por favor, que no se olvide de llevarse los dos huevos que se olvidó en la mesita de luz!!!”-
Y así terminaron M y F.

martes, 12 de junio de 2012

Los hermanos sean unidos (si es posible, en el mes de enero)


No hay peor escenario para un abogado, que el de quedarse en Buenos Aires durante la feria judicial de enero. Siempre, y no falla nunca, se los aseguro, alguno se aparece y terminamos trabajando y en el peor de los casos, habilitando feria.
Y así pasó aquel enero, de los más calurosos de la historia. En todos los sentidos.
La historia de la familia M arranca como casi todas las historias de familia. En la pelea por la herencia.
Estos tres hermanos, M, H y A coincidieron en Buenos Aires, después de varios años, para escriturar dos departamentos heredados de su madre.
Para la primera escritura, empezaron a pelearse quince días antes. No podíamos hacer que se pusieran de acuerdo ni en los gastos. Empezaron a sacarse las pulgas de los años de la infancia. Se debían plata, se debían cosas, hasta se debían el regalo de casamiento de la prima que se había casado en Arrecifes.
H y A parecían más prolijitas, pero M…qué les puedo decir. Se negaba a pagar el regalo de casamiento de la prima, porque la tilinga ya estaba divorciada.
El día de la primera escritura se acercaba y no podíamos terminar con la planilla de gastos. Y ya empezaban a discutir los de la segunda escritura.
Finalmente, pusimos un manto de piedad y nos encaminamos hacia un Banco en Barrio Norte. Hora: 12:30. Un calor que transpiro de recordarlo. El sol te desnucaba.
Y llegó M. Vestido de fajina. Pantalón camuflado, campera, borceguíes, anteojos, boina con prendedores…. se bajó de la motoneta.
H, A, y yo, claro, no sabíamos si reirnos o llorar. La escritura se hizo, M no discutió tanto y pagaron, casi, casi, por partes iguales. Había resultado fácil.
Para la segunda, ni preocuparnos. Ibamos arriba del caballo del comisario. M estaba tranquilo porque ya tenía unos dólares, de modo que se dulcificó sin resistirse. A todo decía que sí. Le mandábamos una planilla, decía Ok. Le mandábamos otra, también ok.
Como el calor seguía, y la segunda escritura se hacía en una escribanía de zona sur y además, venía fácil, no tuve mejor idea que pedirle a mi amiga S que me reemplazara. Hora: 3 de la tarde. Calooooorrrrr. –“Pero viene fácil, fácil nena. Quedate tranquila que es un trámite. Vos sólo tenés que agarrar mis honorarios”.- dije.
El día indicado, como a media tarde, S no me había llamado para decirme cómo había ido todo.
A las 6, ya estábamos algo inquietos. A las 6:15 aparece S.
-“Fácil, no??????? La p…que te p….!!!! tus clientes están todos locos!!! Gente normal no tenés?????- No paraba de gritarme.
-“Eh, che,  no es para tanto. Está bien que M va a todos lados vestido de combate, pero eso es un detalle. Es como una postal, viste? La escritura era fácil. No discutió ni un gasto”- le dije para aflojar.
-“Postal????? Fácil???? Gastos????? Vos sos una demente!!! Ese loco de m….. terminó de firmar, todos contaron su guita y cuando estaba todo ordenadito, sacó DOS revólveres y se cargó su guita, la guita de las hermanas, la guita de los impuestos, la guita de los gastos, los honorarios de la escribana, tus honorarios, mi cartera, mi reloj!!!!. Se cargó todo!!!!!!!!!” Se puso el casco y se subió a una motoneta!!!!-
Finalmente, M había hecho el mejor negocio de su vida un mes de enero en la calurosa Buenos Aires.

viernes, 8 de junio de 2012

La maldición del Valet Parking. Parte 2

El Sr.H era afecto a buscar una actividad recreativa al final de la semana.-
Con la mala experiencia del casino, había virado hacia la gastronomía. En esta no había riesgos. Salvo el de intoxicarse, claro. Pero comiendo en buenos lugares, esa posibilidad era casi remota.-
Pero con los buenos lugares, llegaron, otra vez a su vida, los chicos del valet parking.
Así fue que un viernes a la noche, decide invitar a su esposa a un restaurante divino de Belgrano, en el que, con suerte, aplicaría alguna promoción de la tarjeta de crédito y encontraría algún vinito decente.
Llegaron, y otra vez, de cansado nomás, le entregó la llave de su flamante auto al valet parking.
Cenaron, charlaron, chuparon unos tubitos y cuando estaban por pedir la cuenta, escuchan gritos en la mesa de al lado. Acercaron las orejas y escucharon al maitre explicarle al cliente, que, sin querer, por supuesto, al valet parking se le había soltado el auto del señor por la barranca del estacionamiento y había terminado contra el final de la rampa.
El Sr.H y su esposa estaban entre acongojados por la desgracia ajena y alegres por los tubitos, de modo que los sentimientos eran encontrados.-
En eso estaban, cuando entre las sombras, vieron acercarse al maitre a la mesa de ellos. Y ahí sí, el vinito, las risas, todo, se congeló.
Sin preámbulos, el maitre les dijo: -“No sé si habrán escuchado lo que sucedió con el auto del señor de la mesa de al lado…..-“
-“Algo”- dijo el Sr.H.
-“Bueno, prosiguió el maitre, resulta que en la caída por la barranca, el auto del señor terminó estrellado al final de la rampa.-
-“Pobre gente”- se lamentó el Sr.H. –“y por qué nos cuenta esto a nosotros? Qué tenemos que ver nosotros con el auto del vecino???”- A esa altura, de perseguido nomás, el Sr.H pensaba que el maitre conocía su desgracia pasada.
-“Bueno….. es que al final de la rampa, estaba estacionado el suyo!!!!”-

jueves, 7 de junio de 2012

El voto en contra


El Sr.R es una persona mayor, soltero, sin hijos, con dos sobrinos que hacen las veces de tales. A los fines de este relato, a estos dos, los voy a llamar Batman y Robin.-
Batman y Robin, alternadamente, se ocupaban de las cuestiones que el tío R debía resolver a diario.
Una de ellas, era un juicio que por no pagar expensas, le seguía el consorcio de un edificio en donde el tío R tenía un departamento. En el departamento no vivía el tío. Vivía, hacía ya unos años, sin pagar por supuesto, una ex novia de Batman. Y entonces, tengo que llevar el relato un poco más atrás.
Resulta que Batman tenía una novia, amante, amiga colorida… algo, llamada V. Para ese algo, Batman tenía el departamento vacío del tío R, en donde se encontraban sin presiones.
Un día, la novia, amante, amiga …lo pescó a Batman en otra amistad colorida, y entonces, el arco iris entre ambos se desarmó.
Batman dio por terminada su amistad con V, pero nunca contó con la sed de venganza que V se llevó con ella. Así las cosas, días después, V usó su llave del departamento del tío R y allí se instaló. Y allí estaba desde aquellos días.-
Claro que, como dije más temprano, V no pagaba nada, de nada, de nada. Incluídas las expensas. Y así iba pasando la vida.
Un día, además del tío R., de Batman, de Robin (que a esta altura ya quería tomar cartas en el asunto), también el Consorcio empezó a pensar cómo solucionar el problema. No encontró mejor solución que iniciar un juicio para cobrarle al tío R las expensas que ni V, ni Batman, ni Robin pagaban .
Batman y Robin no querían por nada del mundo que el tío se enterara del entuerto, de modo que empezaron a romper el chanchito para pagar todo en silencio.
La deuda era astronómica, de modo que Batman y Robin nos pidieron que consiguiéramos un plan de pagos para terminar con el juicio.
Y ahí fue como conocimos al Dr.C. El abogado del consorcio no quería  por nada del mundo un acuerdo con el dúo dinámico. Entonces no quedó otra que entrar de lleno en el juicio y plantear todo allí. Ante esta situación, el Dr.C consiguió que se llamara a Asamblea de vecinos, y de la decisión que allí se tomara, él obraría en consecuencia. Si los vecinos lo autorizaban, él les daba el plan de pagos.
Unos días más tarde, el Dr.C llevó al Tribunal el acta de asamblea en donde por unanimidad, los vecinos le prohibían terminantemente (y en mayúscula) que hiciera el plan.
Grande fue la sorpresa cuando el Juez nos preguntó:
-Disculpenme, pero leyendo el acta, veo que todos los vecinos votaron en contra de darle cuotas al Sr.R, incluído un Sr.Batman, en representación del departamento del Sr.R. Quién es Batman, el enemigo?????????”
-“Aha, Sr.Juez. Ni más ni menos”.
Y ahí nomás salí. No sabía si reirme o llorar.
Entonces lo llamamos a Batman para que nos explicara, si cabía algo por explicar.
Y nos explicó: -“y qué querían que votara????? Todos votaron en contra!!!! Yo que iba a hacer???? no iba a romper la unanimidad!!! Somos vecinos!!!!”

miércoles, 6 de junio de 2012

Divorciar a los amigos


No sé si hay algo peor que hacerle el trámite de divorcio a una amiga. Porque una nunca es amiga únicamente de ella. En la mayoría de las ocasiones, aunque fuera esporádicamente, compartió un cumpleaños, reunión, comida o velorio con él.
Y aún cuando ella prometa y re jure que todo viene sin conflicto, eso nunca se mantiene hasta el final del juicio.
Pero como corresponde, todo esto lo olvido cuando viene alguna de ellas a contratar mis servicios de amiga-abogada.
Así me pasó con G. No hacía mucho que la conocía y tenía como contrapeso, que también lo conocía a F. Y como siempre, me agarró con el sí fácil.
Así arrancamos. F se había ido del hogar un par de semanas antes y todo parecía tranquilo. No entré nunca a preguntar en detalle el motivo de la separación pero G me había adelantado que hacía tiempo que las cosas no estaban bien.
Un viernes a la noche, G me llama desde la calle y me dice que la había llamado F para decirle que estaba en viaje al hogar para pasar el fin de semana con ella. Estaba desesperada. Me pidió que me juntara con ella y que juntas, fuéramos a su casa porque tenía miedo de enfrentarse a F ella sola.-
Como nunca puedo pensar antes de contestar, le dije que sí, que en diez minutos la encontraba y como eso no me alcanzaba levanté en el camino a D para que todos fuéramos en dulce montón.
La buscamos en la parada del colectivo, con D al volante (su auto era nuevito). Cuando estábamos por llegar, G y yo pensamos que lo mejor era ver cuándo el auto de F se aproximara a la casa, por lo que, para no ser descubiertos,  le indicamos a D que pusiera su auto en unos pastizales que había al costado del camino. D atinó a resistirse, pero dos a uno le ganaron. Y así nomás, metió su flamante auto entre los yuyos.
A los cinco minutos, vimos venir el auto de F. Y partimos atrás.
Llegamos, G abrió la puerta y los gritos de F empezaron a calentar la noche del viernes. Nos increpaba para que nos fuéramos y G lloraba para que no la dejáramos sola. D empezaba a inquietarse y a rascarse la cabeza (mal signo éste último).
La situación no aflojaba y entonces F acusó a G de habernos contado por qué se había ido. Ella se defendía jurándole y prometiéndole que nada había dicho. A esa altura, a D y a mí, el ansia de chimento ya se nos había ido, de modo que ni queríamos saber el motivo de la separación. Pero no pudimos evitarlo.
F gritaba cada vez más y entre tanta histeria gritó a los cuatro vientos: -“yegua, yegua, les contaste a tus amigos que me fui porque SOY PUTO!!!!”
- “Nooooooo, nooooo, no sabíamos nada!!!!! No queríamos saber nada!!!! No sigas, ahorranos los detalles por favor”
Pareció calmarse luego del desahogo. Yo tenía miedo de que empezara a pintarse los labios y entonces ahí sí que nos íbamos. Pero hizo algo más eficiente que provocó una huida masiva de D y mía.
Se paró delante nuestro, los intrusos, y fríamente dijo:
-“Yo quiero que se vayan, pero ustedes no se van. Como esta es mi casa, yo en mi casa hago lo que quiero y en general, ando desnudo.”- Y ahí nomás se bajó los calzones.
Tardamos cinco segundos llegar a la calle.
Nunca supe si se divorciaron.

martes, 5 de junio de 2012

La maldición del valet parking. Parte 1

El Sr.H decidió terminar una semana algo atravesada, un viernes a la tarde, jugando a la ruleta. Se fue tranquilo, sin apuro, a ver si la fortuna le sonreía y con algo de suerte, abandonaba la vida de oficinista para dedicarse a otros placeres, en otras latitudes.
Llegó al casino y de cansado nomás, le entregó las llaves al valet parking.
Pasaron un par de horitas y viendo que la fortuna le era esquiva, antes de tener que vender el auto y viajar en colectivo, decidió sabiamente retirarse.-
Pero no pensó en que no sólo la semana no terminaba y no sólo la suerte le iba a ser esquiva esa tarde-noche.
Cuando le entregó el papelito al chico de los autos, empezó a notar un murmullo a su alrededor. Se miraban unos a otros, lo miraban unos y otros. Pasados un par de minutos, alguien se acercó y le pidieron que los acompañara a una oficina. Le ofrecieron un café, whisky, le acomodaron la silla, faltó que alguno le acomodara el saco.
Con tranquilidad y suavidad le explicaron que sin querer, el valet parking, corriendo una picada con otro valet parking, había tenido la mala puntería de incrustar su auto en una máquina pavimentadora que estaba mal, recalcando la palabra mal, estacionada en la calle.
H no sabía si llorar, si tirarse arriba del empleado, si encadenarse a la silla… Finalmente, hizo honor a su inteligencia.
Con voz tranquila y firme dijo: -“qué mala puntería pobre valet parking. No hay problema, faltaba más. Yo les dejo el auto incrustado aquí y usted me entrega un auto alquilado igualito al mío. Yo me voy a mi casa y el lunes mis abogados y usted conversan tranquilos. No habrá inconveniente alguno en que todos se pongan de acuerdo.”
El empleado del casino no sabía si festejar, si brindar…. Era demasiado bueno para ser verdad.
Lo que no podía preveer era que desde ese día en que le entregó el auto alquilado, recién lo pudo bajar a H, cuatro meses más tarde, 20 cartas documento después, 10 reuniones, un auto nuevo y varios cheques.! 


Las disputas familiares por la herencia.-

Hace unos años me topé con M. Joven, divertida e indignada con uno de sus hermanos. Había muerto su madre, y además de batallar por la venta de la propiedad familiar, batallaban por repartirse los pocos objetos que quedaban de la madre.-
La discusión abarcaba desde una ensaladera de la cocina, hasta el vitraux de una ventana en la escalera de la casona.-
Entre estos dos objetos particulares, nos encontrábamos frente a conflictos particulares. M quería la ensaladera, pero su hermano sostenía que la ensaladera había sido un regalo de él a la madre de ambos. Cuanto más discutía él, más se obstinaba ella. En mi inocencia, yo pensé que hablábamos de una ensaladera de cristal, de plata, algo con sello, una frase grabada…. No, no, no. Nada de eso. Era una ensaladera de bazar común y corriente.
A las semanas de tener todo atascado por la ensaladera, decidimos descomprimir la discusión, dejar los utensillos de cocina para más adelante y enfocarnos en el vitraux de la escalera.
M quería el vidrio, sin ventana, por supuesto y su hermano, no sólo no quería entregarlo, sino que exigía, que, llegado el caso, ella contratara los albañiles y pagara los costos de sacarlo y poner en su lugar, una ventana con marco moderno, doble vidrio, alumnio…. Sacados los cálculos, equivalía a pagar unos veinte vidrios. Otra vez, la pregunta que me sacara de la nebulosa: el vitraux era una antigüedad, estaba grabado, pintado a mano, sacado del vaticano???????
Y no, no, no. Era un vidrio común y corriente, con unos toques de color, que M, en su carrera, le había dado la categoría de vitraux.
Fue entonces, cuando se me ocurrió la idea de invertir los personajes. En lugar de hablar con M y transmitirle al hermano, decidí hablar con el hermano y transmitirle a M los ofrecimientos.
En mi primera reunión, no sabía cómo introducir la cuestión de una ensaladera de dos pesos que llevaba meses trabando todo.
Y ahí se hizo la luz!!!!! Cuando empecé a hablar del utensillo, el hermano dijo las palabras mágicas:
- “ensaladera…. qué ensaladera?, la de plástico?. Pero por mí que se la meta sabe donde???, dígale que me devuelva los veinte mil dólares que mamá guardaba adentro de la ensaladera y que mi hermana M se afanó la noche de su muerte!!!!!!!
Rápidamente nos vimos con M esa tarde.
Y sin preámbulos le dije: -“para seguir hablando de la ensaladera, hay que traer lo que te llevaste de ahí adentro.”
M se indignó!!!! Y dijo: -“el mal nacido ese me espiaba!!!!!!!”Que se quede con la ensaladera y el vitraux, yo me compro todo nuevo”-
Y así nomás, terminó la disputa por la herencia.-

viernes, 1 de junio de 2012

Una amiga de una amiga que tiene una amiga con un caso igual al mío.

Desde hace años, S y A están separados. Los primeros tiempos, la culpa que A tenía por haberse ido, era tan grande, que entregaba casi a manos llenas. No solo dinero. Entregaba días, concesiones, modificaciones y  horarios.
Pero el tiempo pasó, y así como había entregado a manos llenas, A comenzó a retacear a manos vacías. Ya no hubo ni cuota alimentaria, ni visitas a los hijos, ni charlas de ex esposos.-
Desde ese momento, S se levanta cada mañana pensando cómo hacer para arruinar la vida de A. No necesariamente piensa en ver cómo A retoma, al menos, el pago de una suma de pesos que alcance para empezar a mantener a tres chicos. No, no, no, no. La sed de venganza va más allá de eso.
Quizás, pueda escribir muchos capítulos sobre S ideando cómo dañar a A, pero hoy me voy a concentrar en su nueva aventura.-
Hace unos días, S me llama.
Empieza la charla contándome que ella tiene una amiga, que a su vez tiene una amiga y ésta última tiene una amiga que padece un caso igualito igualito al suyo.-
-Aha, contesté. Y?
-Y mirá, esta chica tiene un hijo con un señor alemán. Y este alemán no le pasa alimentos al niño, entonces ella le pidió a un juez que le prohibiera al alemán, entrar a cualquier país de Europa.-
-Aha, mirá vos, le dije. Y?
-Y, que yo pensé que como A tiene pasaporte italiano, podemos pedirle a un juez de Italia que le prohíba a A pisar, aunque sea, Italia.-
-Aha, mirá qué interesante, le dije. Y decime, vos y A qué tienen que ver con Italia?. Digo, se casaron allí?, vivieron allí en algún momento?, alguno de tus hijos nació allí?, se divorciaron dos veces y entonces además del divorcio en Argentina, también te divorciaste allí???????????!!!!!
-No, no. Nada de eso, contestó. Ni tampoco estuvimos nunca allí y mis hijos mucho menos. Pero mis hijos tienen el trámite para obtener la ciudadanía italiana!!!!! Me dijo casi indignada.-
Como hacía yo a esa altura para dominarme, no enojarme con ella y explicarle que a veces, por más que tengamos una bronca extrema contra el ex, la bronca no es internacional!!!!!!