lunes, 25 de junio de 2012

La reina del caño


Si tengo que recordar a un exponente de la categoría de mujeres divorciadas inteligentes y divertidas, “L” no puede faltar. Profesión: profesora de gym, especialista en baile de caño. Sí señores, no les miento. En mi primer encuentro con ella, me ofreció darme clases gratis, y conseguirme un caño portátil.
-“Caño portátil?”- pregunté
-“Claro, yo tengo uno en el medio del living. Ya tuvimos un par de quilombitos con “A”, mi ex, te imaginarás. Pero a mí me da igual. Me ayuda a mantener firme todo”-
“L” y “A” tenían el matrimonio terminado, pero vivían en la misma casa. El viajaba mucho, de modo que no había demasiados momentos en que todos coincidían . Eso sí. Se ve que eran suficientes para los quilombos del caño.
El abogado de “A”, señor sensato y correcto, tenía claro que la cuestión se reducía al dinero.
Primer entuerto: -”L, cuánto más o menos necesitás para estar tranquila?”-
-“xxxx lucas”- dijo sin ponerse colorada.
-“L, pará un poco. Eso es como  todo lo que “A” gana por mes. Es algo así como imposible. Qué come el?”- dije tranquila.
-“Por mí, que coma agua”-
Ya empezaban los problemas.
Más o menos fuimos encausando las pretensiones de la reina del caño hasta que llegamos a una cifra intermedia.
El día de la firma, “L” llegó tarde y corriendo. Era el segundo día del mes. Tenía una sonrisa como si se hubiera ganado la lotería.
Cuando llegó el momento de pagarle al escribano las certificaciones de firma, antes de que le pidieran su parte, “L” preguntó: -“disculpame, dónde está el toilette?”- y desapareció por veinte minutos.
“A” esperó cinco, siete, diez minutos. Al final, pagó todas las certificaciones.
Terminamos de firmar y salimos. En un bar de la esquina, "L" abrió la cartera y me pagó todos los honorarios. Ni un peso menos. No necesitó plazo, descuento, espera, nada.
Pasó una semana y me llama. Enojada como una fiera: “- Escuchame, esto no puede ser. Estamos a 10 del mes y “A” no pagó la cuota. Ya empezamos así??? Mirá que lo denuncio!!!!”-
Me pareció raro, porque de verdad A y su abogado eran correctos.
-“ Tranquila “L”. Qué denuncia ni denuncia. Dame diez minutos que ya estoy llamando al abogado.”-
Llamé. El Dr.R no tenía ni idea de qué era lo que podía pasar, pero a su vez, me pidió diez minutos para ubicar a “A”.
A los cinco minutos por reloj, me llama “A” en persona.
-“Dra., discúlpeme pero no pude pagar la cuota. Vio que el día de la firma “L” llegó tarde?. Bueno, se demoró en el banco. Pasó por caja y me sacó todo el sueldo y todo el aguinaldo Dra.!!!!!!!!! Me dejó en pelotas!!!!! Ni un mango!!!!! Me faltan veinte días para cobrar!!!!!Con razón la cornuda tenía una sonrisa de oreja a oreja!!!!!!”- Gritaba tanto que entendí por qué el Dr.R me lo había despachado directamente a mí.
Llamé a “L”.
-“Escuchame, vos estás tronada???? Le sacaste toda la guita a “A” de camino a la escribanía????”-
-“Obvio gorda!!! Con qué te creés que te pagué?????”-
Y así nomás, engrosó mi lista de mujeres a las que da gusto divorciar.


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