Si
tengo que recordar a un exponente de la categoría de mujeres divorciadas
inteligentes y divertidas, “L” no puede faltar. Profesión: profesora de gym,
especialista en baile de caño. Sí señores, no les miento. En mi primer
encuentro con ella, me ofreció darme clases gratis, y conseguirme un caño portátil.
-“Caño
portátil?”- pregunté
-“Claro,
yo tengo uno en el medio del living. Ya tuvimos un par de quilombitos con “A”,
mi ex, te imaginarás. Pero a mí me da igual. Me ayuda a mantener firme todo”-
“L”
y “A” tenían el matrimonio terminado, pero vivían en la misma casa. El viajaba
mucho, de modo que no había demasiados momentos en que todos coincidían . Eso sí.
Se ve que eran suficientes para los quilombos del caño.
El
abogado de “A”, señor sensato y correcto, tenía claro que la cuestión se reducía
al dinero.
Primer
entuerto: -”L, cuánto más o menos necesitás para estar tranquila?”-
-“xxxx
lucas”- dijo sin ponerse colorada.
-“L,
pará un poco. Eso es como todo lo que “A”
gana por mes. Es algo así como imposible. Qué come el?”- dije tranquila.
-“Por
mí, que coma agua”-
Ya
empezaban los problemas.
Más
o menos fuimos encausando las pretensiones de la reina del caño hasta que
llegamos a una cifra intermedia.
El día
de la firma, “L” llegó tarde y corriendo. Era el segundo día del mes. Tenía una
sonrisa como si se hubiera ganado la lotería.
Cuando
llegó el momento de pagarle al escribano las certificaciones de firma, antes de
que le pidieran su parte, “L” preguntó: -“disculpame, dónde está el toilette?”-
y desapareció por veinte minutos.
“A”
esperó cinco, siete, diez minutos. Al final, pagó todas las certificaciones.
Terminamos
de firmar y salimos. En un bar de la esquina, "L" abrió la cartera y me pagó todos
los honorarios. Ni un peso menos. No necesitó plazo, descuento, espera, nada.
Pasó
una semana y me llama. Enojada como una fiera: “- Escuchame, esto no puede ser.
Estamos a 10 del mes y “A” no pagó la cuota. Ya empezamos así??? Mirá que lo
denuncio!!!!”-
Me
pareció raro, porque de verdad A y su abogado eran correctos.
-“
Tranquila “L”. Qué denuncia ni denuncia. Dame diez minutos que ya estoy
llamando al abogado.”-
Llamé.
El Dr.R no tenía ni idea de qué era lo que podía pasar, pero a su vez, me pidió
diez minutos para ubicar a “A”.
A
los cinco minutos por reloj, me llama “A” en persona.
-“Dra.,
discúlpeme pero no pude pagar la
cuota. Vio que el día de la firma “L” llegó tarde?. Bueno, se
demoró en el banco. Pasó por caja y me sacó todo el sueldo y todo el aguinaldo
Dra.!!!!!!!!! Me dejó en pelotas!!!!! Ni un mango!!!!! Me faltan veinte días
para cobrar!!!!!Con razón la cornuda tenía una sonrisa de oreja a oreja!!!!!!”- Gritaba tanto que entendí por qué el Dr.R me lo había
despachado directamente a mí.
Llamé
a “L”.
-“Escuchame,
vos estás tronada???? Le sacaste toda la guita a “A” de camino a la escribanía????”-
-“Obvio
gorda!!! Con qué te creés que te pagué?????”-
Y
así nomás, engrosó mi lista de mujeres a las que da gusto divorciar.
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