-“Si este sillón hablara” – tiró
como al pasar.
Yo seguía mirando el sillón.
Nuevo no era, así que por ese lado no venía.
Nobleza obliga, hace tiempo que ella
está impecable. Totalmente renovada, divertida, sexy.
Es una abogada cuarentona,
atildada, profesora… un curriculum impecable.
En la diversidad está la
diversión. No sirve quedarse presa del molde y no salirse de los límites.
Aprenderlo lleva tiempo y esfuerzo, pero qué divertido es cuando la enseñanza
finalmente llega.
-“Lo retapizaste?”-
-“No, no. Me está atendiendo uno
de 30. Este sillón es su preferido. Es un viaje de ida, te digo. No volvés más
a uno de cuarenta. No tienen ni para empezar.”- Mientras, corría unas carpetas.
Yo no sabía si saltar y sentarme
en el piso o acomodarme mejor en el sillón parlante y abrir bien los oídos para
escuchar la historia. Convengamos que un día de semana de una de las peores
semanas de fin de año, un relato como este no se puede dejar pasar.
-“Es genial. Como yo ya estuve casada,
no quiero compromiso. Como me va bien en mi profesión, no necesito que me
mantenga. Como hijos ya tengo, no necesito un semental. Solo necesito un macho.
Y este es macho y rústico. Es tan bueno, que un encuentro con él, me produce un
relax de quince días más o menos. Mirá si será excitante, que el estaba de
viaje por trabajo y me tomé un avión por un día al Sur para que me atienda y me
volví.”-
Yo la conozco hace tiempo. La
sabía tranquila, muy de camisón de manga larga y medias. Escuché a su ex marido quejarse alguna vez de esto. Si supiera....
-“Es tan físico todo, tan poco
comprometido emocionalmente que jamás nos hablamos entre encuentro y encuentro.
Son días de silencio, hasta que a alguno le den ganas de “tener piel”. Estoy
plena. Con él probé todo. Tengo una amiga a la que le avisé que si me muero,
venga al archivo del Estudio y retire una caja en donde tengo determinadas
cosas que no desearía que mis hijos o mi socia encontraran. Y les dije que se
la quede y las disfrute. Con eso resuelto, no necesito nada más. Descubrí el
mejor sexo de mi vida después de los 40. Olvidate, lo demás es cartón pintado.
”-
Nos despedimos. Ella sigue con la
sonrisa estampada.