Mi objetivo profesional es poder
lidiar únicamente con aquellos quilombos a los que se les cuele una cuota de
humor.
Lamentablemente, la necesidad
tiene cara de hereje, y únicamente puedo elegir trabajar en aquellos que pueda
facturar.-
La mayoría de las mujeres
buscamos incansablemente un gran amor. Algunas lo conseguimos, otras también y
muchas otras, lo ven esfumarse antes de llegar a los 40 y con tres hijos.
Así es la historia de T.
Se casó con él, hijo de una
familia muy acomodada, pero básicamente un zángano.
Quince años y tres hijos más
tarde, el decidió tomar nuevo rumbo con la billetera materna y la cuenta
bancaria propia vacía.
Me vino a ver. Dudé en agarrarlo,
porque obviamente se riñe con alguno de mis principios. No tiene humor, y
tampoco lo puedo facturar como corresponde.
Pero siempre las historias de
amor me tocan alguna fibra. Esta me tocó
las fibras, la paciencia, los sábados, los domingos….
Como la ley facilitó el divorcio,
llega la demanda con todo propuesto. Nos divorciamos, acordamos las visitas, el
colegio, la navidad, los actos del colegio y las idas al supermercado. Claro
está, la cuota mensual en efectivo, eso, justamente eso, estabamos muy lejos de
acordar.-
Era una miseria.
Como no hay peor diligencia que
la que no se hace, llamo al abogado.
-“Buenas tardes, como estás?. Te
llamo por M c/E. Viste la propuesta?. Bueno, está todo más o menos bien, pero
la cuota es baja. Podemos mejorar?”
-“Ah, no. Imposible. Es eso o que
se joda.”- Sutil, pensé.
-“Bueno mirá. Sabés qué pasa?. El
se fue a la m…., la dejó con el depto de P.Madero, las dos mucamas, una bebita
de 6 meses. Sumale, que siempre vivieron muy bien y T no es precisamente una
mina de bajo mantenimiento.”-
-“Lo lamento. Hay eso o eso. Si
no le alcanza, que vea como lo hace alcanzar.”-
Diálogo terminado, llega la
audiencia.-
Entra la Juez.
-“Buenos días, pudieron hablar
algo?”-
-“No.- Se ataja la abogada de M
-“Para para para. Yo llamé a tu
Estudio y hablé con el Dr.X.”-
-“Ah, sí. Es mi socio. Me dijo
que hablaron.”-
-“Ok. Entonces hablamos. Fue
tajante en que no había posibilidad de subir la oferta de cuota alimentaria, de
modo que no llamé más.-“
-“ Ah, bueno, por qué mejor no le
ponés un poco de onda?. Si defendes así a tu cliente, no vas a andar muy bien
que digamos”-
Como yo onda no tengo, y él,
plata tampoco, seguimos trabajando. El se da la buena vida y yo no lo facturo.
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