martes, 27 de octubre de 2015

Ni una menos.



El dicho popular que dice que vos, recién cuando te separás, conocés a la persona con la que estuviste casada una década, es tan cierto como que amanece todos los días.
Aun cuando tardó más de lo que hubiera debido, la protección frente a la violencia de género ganó su lugar en la justicia. 
Mi amiga F, un alma pacífica, madraza, bien intencionada, amorosa y brindada, tuvo el tropiezo de conocer a G. Pero el amor es ciego y los instintos mandan. De ese amor y ese instinto, saliò algo bueno. V de casi dos años.
Como nada sube hasta el cielo y todo tiene un final, este llegó más pronto que tarde.
No queda muy claro si el problema de G es que la relación se terminó o si que de ese final, se deriva, como mínimo, una cuota alimentaria decente.-
 Lo cierto es que G no lo hizo fácil desde entonces. Llamados, agresiones, burlas, indiferencia y como el menú tenía que ser completo, también violencia. Como el es negado únicamente para repartir plata, la violencia la esparció a los vínculos extendidos. No hubo familiar de F que se haya salvado.
Superados el desencanto y paralisis inicial, F movió el andamiaje y, nobleza obliga, el conurbano bonaerense resultó tierra muy fértil.
Alcanzó algo más de una mañana para que la justicia de un lugar del conurbano de la Pcia.de Bs.As. le diera un perímetro de protección de quinientos metros, por un tiempo de casi seis meses y la prohibición de contacto por parte de G por cualquier medio, incluyendo palomas mensajeras, con ella, con su familia extendida y, por el momento, con su niño.-
Ella tiene el cuerpo y la mente cansados, y por momentos parece rendida. Pero su valentía y potencia impresionan hasta al más inconmovible.
Hoy más que nunca, mi amiga querida, NI UNA MENOS!




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