viernes, 23 de octubre de 2015

Académicamente hablando.


Haber ido a la trilingue, me dio una versatilidad idiomática de la que me enorgullezco y de la que aún no se recuperó la cuenta bancaria de mis padres.-
Cuando empezamos a cursar la maestría, el grupete era algo más amplio. Teníamos compañeros muy atildados y formales, que obviamente se desprendieron con el tiempo. Estaba claro que no pegaban con nosotros, o nosotros no pegabamos con ellos, según como se lo mire.-
M, un divino total, algo más joven que los mosqueteros, estudioso y trabajador, era uno de los seriecitos. Al comienzo, estaba más o menos, más menos que más, entre nosotros. 
No tenemos muy en claro cuándo fue que empezó el desprendimiento, pero creemos que este episodio que les voy a relatar fue el comienzo de su alejamiento.
Yo no estaba muy convencida de desempolvarlo, porque este es un blog jurídico (sic),  pero los mosqueteros le dieron duro y seguidito hasta tarde anoche en whatsapp para torcerme la voluntad.
Tengo flojo el recuerdo de las circunstancias que rodearon la situaciòn, pero todo venía a cuento de la experiencia que cada uno había tenido el día que el director de la maestría, le había tomado la entrevista de admisión.
De por sí, todos coincidíamos en que habíamos tenido nervios, en que se sabía que no entrabas solo por pagar la cuota, que tu curriculum tenía que estar a la altura de la Universidad y que bla bla bla para desembocar finalmente en que también tenías que caerle en gracia al director, Dr.C.-
M no había tenido ningún contratiempo. Trajeado, pelo engominado, egresado de universidad privada y con diploma de honor, su entrevista había sido un trámite.
Los tres mosqueteros se habían defendido sin mayores dificultades y les dieron su boarding pass.
Hasta que me tocó a mi. Poniéndole un tinte romántico a todo, soy una convencida de que estábamos predestinados a conocernos.
Les conté que apenas llegué a la entrevista, el Dr.C sin mirarme siquiera y dando un vistazo por encima a mi certificado analítico, me espetó: "Qué materias raras que elegiste en tu especializaciòn. Si en lugar de estar en una entrevista para estudiar, estuvieras en una entrevista para que yo te diera trabajo, ya te hubiera echado."-
Good Start dirían los americanos.
Yo no tenía nada que perder, así que no tenía por què callarme: "Le agradezco el cumplido Dr.C., pero da la casualidad que estoy en una entrevista para ingresar a la maestría y no estoy pidiéndole trabajo. Tengo uno, me va bien y encima soy la hija del jefe. Imagínese que lo último que haría sería pedirle laburo a Usted. Por lo demás, llueve en Buenos Aires como la última vez, vine casi en canoa, los zapatos que tengo ya no sirven más y se me inundó hasta la cachufla. Usted dirá si ingreso o no a la maestría que dirige"-
M quedó petrificado. Su cara de estupor fue de las más elocuentes que ví en mi vida.-
Ese día empezó su alejamiento y nosotros cuatro empezamos a consolidar esta adorada "asociaciòn casi ilícita" que en marzo de este año sopló diez velitas.-

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