domingo, 14 de abril de 2013

Las peores batallas se libran en casa.

Siempre necesité tener algo contra qué pelear. Nunca me hallé cómoda en tiempos de tranquilidad o remanso. Si de golpe me encuentro allí, creo que es mi inconsciente el que se las arregla y me hace un tacle y termino de cara al barro, en la arena de pelea.
Si le pongo un tinte romántico a mi rasgo, voy a decir que la pelea me mantiene viva, alerta, motivada, con un desafío por delante o en un espacio donde canalizar la energía.
No obstante, si pongo los pies en la tierra, la cabeza sobre los hombros o como uno quiera llamarlo, no puedo más que decir que siempre estoy metida en un quilombo.
Y entonces, aquí vamos. El mejor escenario es que la pelea me agarre en mi terreno conocido del trabajo y contra un abogado que esté de la vereda de enfrente. Pero claro, no siempre es tan perfecta la escenografía. De vez en cuando, la batalla se libra en mi campo, con un cliente mío. Y estas sí que son las batallas que no me gustan. Las que libro en casa.
Así pasó con MC.
Me vino a ver recomendada por GD. Toda una recomendación. La historia, sucinta era ésta: su madre, internada en un geriátrico desde tiempos inmemoriales necesitaba ser trasladada a uno a cargo de la obra social porque ella ya no podía costearlo. Así contada, la historia no era merecedora de tener un abogado en el medio. Digamos que para no embarrarla. Pero, el meollo del asunto era que la madre se había negado a ser trasladada por la obra social. Ante la negativa, la obra social dejó asentada su intención de cumplir con su cobertura pero la señora no había accedido, agregando que la hija quería aprovecharse de su dinero.
Aha, ya iba entendiendo.
No había muchas dudas, había que hacer un amparo contra la obra social y que el juez ordenara la cobertura. Le pasé mis honorarios, y MC estuvo de acuerdo. Cuando teníamos todo listo, la madre no quiso firmar el amparo, porque claro, seguía sosteniendo que estaba cómoda donde estaba y que la hija se quería aprovechar de sus finanzas.
Bueno, con ese panorama, tuve que hacer control de daño y hacer que MC firmara el amparo en representación de su madre internada, a quien, estaba claro, le estaban faltando algunos caramelos en la caramelera, o patitos en la fila o neuronas sanas.
Como era de esperar, el juez pensó que estábamos frente a una situación atípica con una señora que cuanto menos, tenía demencia señil y algún signo de Alzheimer, tal como había diagnosticado su neurólogo. Abreviando, se sacó el expediente de encima y dispuso pasarlo a un juez distinto que determinara si la señora era insana.
Llamé a MC y le expuse el panorama.-
-"Ahhh, pero vos me dijiste que esto era rápido!"-
-"Sí. En condiciones normales, va rápido. Vamos a ir a hacer la insania"-
-"Pero mi mamá ya tiene una insania"-
-"Y entonces, por qué no empezaste por ahí????? Tanto trabajo, y tu mamá ya está declarada insana. Vos sos la curadora? Dónde tramita?"-
-"No tengo ni la menor idea. Mi anterior abogada un día desapareció."-
Y acá es donde mi termómetro de medir clientes empieza a fallar. Yo me tuve que haber dado cuenta que MC era problemática. Ningún abogado desaparece de la faz de la tierra, se vuelve invisible y nunca más te atiende el teléfono, salvo que el cliente sea imbancable. Era el caso, pero yo estaba ciega.
-"Bueno, ok. Vamos a hacerla de cero, vemos qué pasa."-
-"Yo no tengo problema. Pero todo por el mismo precio. No te pienso pagar un $ más."-
-"No te preocupes. No te cobro nada"- contesté pensando en la recomendación de GD.
-"Pero mirá que vos me dijiste que esto iba a ser rápido y ya estamos tardando mucho. Ustedes los abogados son todos iguales-"
Y mi termómetro que seguía sin funcionar.
Inicié la insania, pasó la feria, el juez pidió un reconocimiento judicial, el asesor de incapaces pidió el expediente, el tribunal tuvo feria por mudanza....
Y mientras tanto MC que llamaba todos los días y mi termómetro  que no arrancaba.
Un día llama y me aclara que había consultado con un abogado especialista "No como vos", que le había dicho que podía sacarle a la obra social una indemnización de cinco cifras por no haber trasladado a la madre.
-"Uh, MC, dejá de perder tiempo en esas pavadas. Eso no es posible."-
-"Ahhh, no es posible?? y entonces qué hago?. Alguien me tiene que dar guita a mí. Al final, todos estos meses y resultaste una inútil."-
-"Mirá, la verdad es que me estás insultando. Mejor hablemos mañana, más calmadas y ya.-"
-"Yo hablo ahora. Y hablo así, si no te gusta, no es mi problema. Te lo repito. Sos una inútil"-
-"No hay problema. Yo te renuncio al expediente, y vos buscá tranquila un abogado. Tenemos tiempo, porque el tribunal está de mudanza, y tenemos quince días sin que el juzgado atienda"-
-"Noooooo, otro abogado no!!! Vos me devolvés mi platita, porque además de inútil, sos una chorra!!!!!!!!"-
Y así fue como colgué el teléfono y llevé mi termómetro a reparar.

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