Como ya les he contado en este
blog, yo tengo un problema con el radar que categoriza clientes. Pero, más allá
todavía, tengo una incapacidad total para medir hasta dónde el cliente que supe
conseguir, se va a extralimitar en su comportamiento. Dicho en modo más
coloquial, no puedo catalogar hasta dónde el tipo va a meter la pata,
desbarrancar el juicio o convertirme en el hazme reir del tribunal o del
abogado contrario.-
Y si hay algo que detesto
sinceramente, es ver cuando el abogado que tengo en contra empieza a preparar
el cuchillo y el tenedor para comerme de almuerzo.-
No podía ser de otro modo, los
que dieron la nota son los tortolitos M y G.
La audiencia en el juicio de
desalojo fue poco menos que catastrófica. El juez, que no tiene mi problema con
esto de categorizar clientes, los caló al vuelo.-
-“Muchachos, esto está clarito.
No voy a entrar en el jueguito de los testigos, las chicanas ni nada. En dos
semanas, el 7 de noviembre, el contrato hubiera llegado a su fin. Fin del
contrato, fin de la
avivada. Les aconsejo que se pongan de acuerdo entre los
abogados para entregar el departamento y “taza taza, cada uno para su casa. Si
el 7 no está vacío, no me tiembla la mano en mandar al Oficial de Justicia a
desalojar”-
Muy bien. Mensaje receptado.
Sobraban las palabras. No había nada más que explicar.
Claro está, los tórtolos no
entendieron lo mismo. Salimos. Se paran a los cinco metros y uno me pregunta:
-“Y entonces en qué quedamos?”-
-“Cómo en qué
quedamos??????????????? Vos me estás cargando????. Quedamos en que se terminó,
the end, c´est fini, CHAU!!! Se van en una semanita.-
-“Qué?. En la audiencia en la que
estuve, eso no se dijo”-
Mi capacidad de inmolación está
absolutamente colmada, llena, desbordada. Decidí relajarme y que fuera lo que
el Juez quisiera.
En esa relajación yo estaba
cuando ayer, cinco días más tarde, me llama el abogado del dueño del
departamento para ver a qué hora del día 7 le entregaría las llaves.
Para ser suave y políticamente
correcta, pero sin rodeos, le expliqué que mis clientes no habían entendido un
soto y que hiciera lo que le pareciera que era mejor para que su cliente
recuperara el departamento que estos dos animales venían usando de arriba desde
hacía más de un año.
-“Uy doctora, qué contrariedad!
Porque sabe qué sucede?. Que ahora tenemos más problemas en el edificio con sus
clientes”-
-“Más todavía?. No doctor. Eso no
es posible”-
-“Síiiiii, claro que es posible.
A sus clientes se les ha dado ahora por andar desnudos deambulando por el
edificio y exhibiéndose a los vecinos. Desde hace días se meten en el ascensor
o en los descansos de la escalera y se les plantan así a todos, como Dios los
trajo al mundo. Hay necesidad doctora??? “-
Y así fue como empecé a buscar un
pozo donde tirarme.-
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