La gran conquista de los consumidores es la ley que los defiende. Claro, no es lo mismo comprar un gran electrodoméstico en una mega cadena que una pila en la calle, o tener problemas con la empresa de medicina prepaga o con el peruano de la vuelta que vende fundas truchas para celulares.
Que el peruano es trucho, re contra trucho, lo sabe todo el barrio, salvo mi marido, que viene a mi oficina muy de tanto en tanto.-
Como nunca consulta, hace las cosas y después vienen los problemas. Claro, que los problemas no los arregla él sino quien escribe.-
Esta vez no podía escapar a la regla.-
Compra la funda, en lo del peruano trucho, esto ya se los dije, pero no me canso de repetirlo. La abre y estaba rota.
-"la funda que compré a la vuelta de tu oficina está rota"-
-"Aha, y?"-
-"No te corrés hasta el negocio y ves si te la cambian?"- A buen entendedor, esto significa: "Andá y carajeá al peruano trucho". Porque no hay otra forma de arreglarlo. El peruano es re contra trucho!!!!
Así planteado el escenario, me cargué la fundita y me encaminé al negocito. Llego, 10 de la mañana. Cerrado. Arrancamos bien.-
Vuelvo a las 11 hs. Entro. El peruano estaba con un celular en la mano y un destornillador en la otra.
-"Buen día señor"-
Levanta la cabeza, me mira y sigue con el destornillador y el celular.-
-"Buen día, le dije"- Arrancamos mal.-
-"Qué necesita?"-
-"Esta funda la compró ayer mi esposo. La abrió y está rota"-
-"Bueno, que venga su esposo"- con tonada peruana.-
-"Ehhh, eso no va a ser posible. Vine yo. Acá está la funda, le pido que me la cambie. Por favor (agregué, para poner un toque amable)"-
-"Ya le dije. Que venga su marido y él y yo vamos a conversar bien"-
-"Discúlpeme señor. Para qué quiere Usted que venga él?. Estamos de acuerdo en que la funda la compró aquí, que usted se la vendió y que la funda de mierda está rota!"-
El peruano a esa altura había retomado sus labores con el destornillador y el teléfono celular que tenía desarmado.-
Dejé pasar dos minutos para ver si decía algo más pero nada. Era como si yo fuera invisible.
-"Señor!!!!"-
El tipo levantó apenas los ojitos y como si recién yo me le apareciera, dijo: -"Buen día, qué necesita?"-
Ahí asesté la primer patada al mostrador. El peruano se despabiló de golpe.
-"Tranquilícese loca! Si es otra vez por la funda, ya le dije, que venga su marido"-
Ahí le asesté la segunda patada al mostrador.-
-"Atorrante, ladrón, trucho!!!!! la funda la vendió usted, está rota, me la cambia!!!! ahora!!! si no quiere que le reviente el mostrador y déjeme de joder con que venga mi marido! delincuente. Váyase a robar a su país!!!!- todo, mientras le daba a razón de una patada por segundo al mostrador.
Hasta acá, estaba más o menos en su lugar. Pero nada hacía. Sin pensarlo, en un impulso, empecé a incorporarme para subirme arriba de su mostrador y agarrarlo de la camisa. No me dio tiempo. En un movimiento rápido, metió la mano en el cajón y me dio una funda nueva.
Salí del negocio con esa extraña sensación de "ah, la p... estoy loca!!!!".-